Por más de 100 años, esta tradición ha sido transmitida de generación en generación.
Por más de 100 años, esta tradición ha sido transmitida de generación en generación.
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'La alborada caimanera' está lista para vibrar al ritmo de sus tambores este 20 de enero

La centenaria tradición se celebra en el corregimiento de Guáimaro, en jurisdicción del municipio de Salamina, Magdalena.

Cada 20 de enero, el corregimiento de Guáimaro, en jurisdicción del municipio de Salamina, Magdalena, se convierte en el epicentro de una de las tradiciones más vibrantes de la región: La alborada caimanera.

Esta fiesta en honor a San Sebastián, tiene como protagonista al caimán, reptil que ha sido venerado durante más de un siglo en esta población ribereña.

Por más de 100 años, esta tradición ha sido transmitida de generación en generación.

La tradicional celebración comienza cuando los primeros rayos del sol iluminan las calles de Guáimaro. Al ritmo del Son de pajarito, una melodía tradicional interpretada con tambores y guacharacas, los habitantes del corregimiento inician un recorrido lleno de música, baile y alegría, en el que todos se pasean por cada rincón de la población.

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A lo largo del trayecto, los participantes improvisan versos y coplas en honor a personajes locales, quienes, en respuesta, deben ofrecer ron o dinero como muestra de agradecimiento, en una jornada que exalta la hermandad y la confraternidad, y atrae no solo a los guaimareros, sino también a visitantes de toda la región que llegan para sumarse al jolgorio.

Aunque esta tradición tiene variantes en otros municipios del Magdalena, como Ciénaga, en todas las versiones el caimán es el personaje central. Este reptil, símbolo del río y de la vida ribereña, es celebrado a través de cantos, bailes y representaciones populares que mantienen viva una conexión espiritual y cultural con el entorno natural.

Por más de 100 años, esta tradición ha sido transmitida de generación en generación.

Un festejo que une generaciones

La alborada caimanera no es solo una fiesta, es un patrimonio vivo que ha resistido al paso del tiempo.

Por más de 100 años, esta tradición ha sido transmitida de generación en generación, consolidándose como un símbolo de identidad para Guáimaro.

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En ese sentido, con el auge de las dinámicas modernas, las comunidades de la región hacen un llamado a valorar y preservar esta tradición única, que para muchos es un reflejo de la historia, los valores y el orgullo cultural del Caribe colombiano.

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